martes, 12 de noviembre de 2013

De bolas chinas y otros aperos

Lo prometido es deuda. Ya tocamos de pasada el tema de las bolas chinas y hoy me gustaría explicaros un par de cosas al respecto.

Ya hablamos sobre ellas en la entrada "Las fibras tónicas: cómo ejercitarlas". Pero hoy vamos a profundizar y a entender por qué son interesantes y cómo debemos usarlas.

Como vimos entonces, la mayoría de las fibras musculares del periné son de tipo tónico, es decir, están preparadas para sostener nuestras vísceras todo el tiempo que estamos de pié, y nos ayudan a mantener una postura correcta. Se cansan poco, pero no podemos hacerlas trabajar solamente haciendo contracciones de Kegel porque ya vimos que no son voluntarias. También nos quedó claro que tenemos que hacer uso de otro tipo de estímulos que las hagan trabajar. Pues bien, uno de esos estímulos es la vibración.



Las bolas chinas son unos contenedores esféricos, de material lavable, más o menos agradable al tacto, que contiene en su interior otra bola de material más pesado. Últimamente también las hay en el mercado con distintas formas, que supuestamente se sujetan mejor (?).
Cuando nosotras nos colocamos la bola china y nos ponemos a caminar, la bola interior se mueve dentro de la exterior y esto origina una vibración que estimula las fibras tónicas del periné. Es fácil, por tanto darse cuenta de que una bola china no es nada si no la usamos en movimiento.

Su colocación es sencilla: la introducimos completamente en la vagina con ayuda de un lubricante al agua y dejamos que asome el cordel para después retirarla. Si está bien colocada no tiene que molestarnos en absoluto. Si a pesar de estar bien puesta te molesta, deberías acudir a un profesional (fisioterapeuta especialista) porque puede que tu problema sea otro.

Como habréis observado, siempre hablo de una bola china, en singular, porque no debemos introducir las dos si nuestro interés es la tonificación del suelo pélvico. Pesarían demasiado y la segunda bola no aporta ningún beneficio extra. Por tanto, si vamos a adquirir este producto, compraremos una sola, y si ya tenemos dos bolas, nos bastará con cortar la que está más alejada del cordel.



Empezaremos en "entrenamiento" caminando unos 15 min con ellas e iremos aumentando el tiempo paulatinamente. No creo que sea útil tenerlas más de 1 hora seguida. Empezaremos a usarlas cada 2-3 días y paulatinamente iremos aumentando la frecuencia hasta usarlas a diario.

Si te colocas la bola china y se te sale cuando caminas con ella, deberás a empezar a fortalecer tu suelo pélvico de otros modos (los veremos en otras entradas) pero no desesperes, perseverando, conseguirás sujetarlas y trabajar con ellas.

En el mercado podemos encontrar bolas que nos permiten cambiar el peso interior de la misma. Es interesante, porque a mayor peso, mayor será la vibración y, por tanto el estímulo. Además de facilitar la ejecución del reflejo miotático de esta musculatura.

Otra manera de utilizarlas es como resistencia a una contracción de Kegel. ¿Cómo? Pues la colocamos como antes y hacemos una ligera tracción del cordel  a la vez que intento mantenerla dentro contrayendo el periné. En este caso, estaremos reforzando las fibras fásicas del periné, que también tenemos que tenerlas en forma para poder utilizarlas en momentos de aumento de la presión intraabdominal (tos, estornudos, risas, coger peso,...). Pero no olvidéis que no debemos hacer estas contracciones seguidas si no queremos fatigar las fibras en exceso. Debemos dejar el doble de tiempo que dura la contracción, en reposo, para que se recuperen.

Cuando hemos acabado de usarlas debemos lavarlas bien con agua y jabón y secarlas exhaustivamente para que no proliferen microorganismos. Guardarlas secas y limpias y nada más.

No se recomienda su uso de forma prolongada. Un máximo de 4 meses, porque podría acabar teniendo el efecto contrario. Podrían debilitar el periné.

Pues hasta aquí lo referente a bolas chinas. Los otros aperos los estudiaremos en la próxima entrada.
Ánimo y a por ello!!!