lunes, 16 de septiembre de 2013

Las fibras tónicas ¿cómo ejercitarlas?

Hoy vamos a escuchar la petición de Maitane y voy a explicaros, cómo funcionan y cómo podemos hacer trabajar a las dichosas fibras tónicas del periné.

Ya comentamos que en todos los músculos hay fibras tónicas y fibras fásicas. Vamos a exponer un poquito de cada una de ellas para saber de qué hablamos:

- Fibras fásicas o de tipo II: Son fibras largas, con una clara función dinámica, es decir, sirven para mover la región donde se encuentran y consumen mucho oxígeno haciendo su trabajo, por lo que son altamente fatigables. Son voluntarias.

- Fibras tónicas o de tipo I: son fibras cortas, con capacidas de generar su propia energía, por lo que se fatigan menos que las anteriores y cuya función principal es mantaner la postura. Son involuntarias.



Ahora vamos a entender bien esto: hemos dicho que los músculos no están formados puramente por un solo tipo de fibras, sino que tienen de las dos, pero en proporción diferente en función de a qué se dediquen.
Por ejemplo: el cuadriceps, músculo de la pierna con una importante función en la marcha y en la bipedestación, tendrá principalmente fibras fásicas. Y, si hacemos 10 sentadillas, el músculo se fatiga y nos lo hace saber. Pero toda la musculatura de la espalda y el cuello (y del suelo pélvico) está todo el día trabajando, desde que nos levantamos, están manteniéndonos estables contra la gravedad y, sin embargo no se fatigan (bueno, lo hacen, pero en muchísima menor medida que los músculos dinámicos)

Otro aspecto a teneren cuenta es que nosostros no "mandamos" de forma voluntaria a nuestra espalda o cuello, que hagan su trabajo. Si no existe ningún problema, lo hacen cuando reciben el estímulo de la gravedad. Pero los músculos más dinámicos, sí los movemos a voluntad (otra cosa es que ya no pensemos en que lo hacemos, porque se haya convertido en una acción automatizada) Digamos que los circuitos por los que van las órdenes, son diferentes.

Ya adelantamos cuando hablamos de los ejercicios de Kegel, que el suelo pélvico posee un 80% de fibras tónicas, porque debe sostener el peso de todas nuestras vísceras abdominales, desde que nos colocamos contra gravedad.

Pues vamos a ver, si son fibras no voluntarias, ¿cómo puedo ponerlas en forma? ¿Cómo las mando trabajar? Bueno, tenemos una forma que imita a lo que nuestro organismo hace de forma natural: la electroterapia. Utilizamos una corriente eléctrica para excitar esas fibras musculares. Usamos unos parámetros específicos para lograr que se contraigan.




Otro medio para conseguir que trabajen es la gimnasia abdominal hipopresiva. Es un tipo de ejercicio que, mediante una técnica respiratoria, consigue crear una presión negativa en la cavidad abdominal. Se ha comprobado que esta presión negativa excita estas fibras musculares. Ahora está muy de moda en gimnasios porque reduce la cintura y demás, pero cuidado!!! es necesario que lo hagamos bien, que se aseguren de que es así y no hagamos otros ejercicos que justamente consiguen lo contrario.



Por último, podemos utilizar la vibración como estímulo para estas fibras. Es aquí donde encajan las bolas chinas, pero ojo!! porque tampoco se pueden usar así como así. Si ya tenemos debilitado el periné, podemos empeorarlo así que lo mejor sería empezar por un huevo vibrador usado en decúbito (tumbadas) y posteriormente comenzar a usar las bolas.

Haremos otra entrada explicando bien esto último.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Algo "pesa" ahí abajo... Prolapsos

Vamos a a abordar hoy otro tema muy importante que preocupa a muchas mujeres y que podemos no conocer muy bien. Puede que alguna vez hayamos oído comentar a alguna amiga o familiar que al final del día nota una pesadez en la zona vaginal y que, incluso, ha notado que algo "asoma" por la vagina.

Después del primer susto, podemos haber consultado y nos habrán informado de que lo que tenemos es un prolapso. Vamos a entender qué es eso y de qué tipos hay.

Como siempre, lo primero es entender la anatomía, saber cómo tenemos nuestras vísceras colocadas en este caso, en la región perineal.


Como vemos en la imagen anterior, inmediatamente detrás del hueso del pubis (es aquel que tocamos si ponemos nuestra mano sobre el Monte de Venus) se encuentra la vejiga que se continúa con la uretra y se comunica con el exterior mediante el meato.
"Apoyado" sobre ella encontramos el útero, que se comunica con el exterior mediante la vagina. Será esta última, por tanto el orificio central de la región perineal en el caso de las mujeres.
Inmediatamente por detrás de la vagina, encontramos el recto, la última porción del intestino grueso, que se comunica con el exterior mediante el ano.

Bueno, una vez que tenemos esto claro, vamos a entender qué es eso que nos pesa o asoma por ahí abajo.
Cuando la musculatura del periné está débil, todas estas vísceras pierden su punto de apoyo y tienden a caer ya que desde que nos levantamos por la mañana, la gravedad está actuando sobre todo nuestro paquete abdominal y todo su peso recae sobre el suelo pélvico.
Si este no es capaz de sostenerlas, después de unas horas levantadas, notamos el descenso de estas vísceras. Si ya hace mucho tiempo que tenemos el prolapso y no hemos hecho nada para mejorarlo, podemos notar esa masa desde por la mañana.

Es importante aclarar que puede que desciendan una o varias de ellas y, en función de la que lo haga, hablaremos de:

- Cistocele: es la vejiga la que cae.
- Uretrocele: cae la uretra.
- Histerocele: el útero está caído.
- Rectocele o colpocele, el recto.

También debemos saber que se clasifican en 4 grados, dependiendo del descenso que tengamos:

- Grados I y II: la víscera permanece dentro de la vulva. Sólo la notaremos introduciendo un dedo en la vagina.
- Grados III y IV: existe salida al exterior (vemos la masa fuera de la vagina).

Hay que aclarar que lo que sale no es la víscera en sí, sino que ésta se "apoya" sobre la pared vaginal y es esta pared la que vemos asomar, empujada por la víscera correspondiente.

Veamos un dibujo de un prolapso de vejiga (cistocele) para entender mejor de qué hablamos:



 Como veis, la vejiga se "apoya" en la pared vaginal y esta cede, de forma que notaremos que algo pesa en la zona vaginal. Esto mismo sucede si lo que apoya es el recto o si el útero desciende, de este modo:



Si nuestro prolapso es de grado III o IV, es decir, si ya es visible desde el exterior, la solución es únicamente de tipo quirúrgica, no hay más remedio que operar.

Pero si no es este el caso, aún podemos trabajar para que nuestro prolapso ascienda y fortalecer nuestro suelo pélvico, evitando así que vuelva a descender. Ahora bien, nunca volverá a su posición inicial, pero sí podemos esperar que ascienda un grado y mantenerlo ahí el resto de nuestra vida, si cuidamos nuestro periné.

Así evitaremos, no sólo molestias sino cirugías innecesarias